Dominando la Interpretación de Personajes en Juegos de Rol: Mantén Viva la Esencia de tu Avatar
No voy a extenderme mucho en lo que son los juegos de rol, ya lo dice el nombre, jugamos a adoptar un rol. Cuando se habla de adoptar un rol, esto se refiere a encarnar un personaje o avatar que es nuestra interfaz con el mundo por el que este se desenvuelve.
Observemos que un factor que diferencia a este género de los otros es que la creación y desarrollo de personajes forma parte de la experiencia.
Por supuesto, cuando jugamos en papel o mesas de juego digitales, el estilo de juego podrá variar dependiendo de la gente con la que juguemos: Desde el simple mazamorreo, con opción de ponerse un poco más creativo a la hora de matar criaturas, hasta la pura interpretación de un grupo de amigos acompañando a una amiga a comunicar la decisión de cortar una relación, como interludio de una campaña que ha tenido acción a todos los niveles.
Por tanto, en cada mesa la interpretación de personajes tiene un peso distinto e incluso dentro de una misma mesa, donde algunos jugadores tratarán de alcanzar una inmersión total en sus personajes, mientras otros solo perseguirán generar situaciones cómicas o maximizar la eficiencia de su build. Resulta que estos dos últimos casos pueden tener efectos negativos sobre la cohesión del grupo y la motivación del director de juego, por lo que hoy quiero dirigirme a jugadores que, sin abandonar aquello que les gusta del rol, quieren sentirse integrados e inmersos en los mundos que su sacrificado director de juego prepara para ellos.
La creación del personaje

Todos debemos de tener claro ya en que consiste la mecánica de creación de personajes del juego de rol al que jugamos: Tira dados, coloca características, escoge clase, habilidades, una raza… En la mayor parte de los juegos, esta fase de diseño mecánico dura poco menos de una hora y nos da una fotografía de cómo será el personaje durante la aventura cuando los dados sean llamados a actuar. No es suficiente.
Si quieres integrarte en un grupo de juego donde los jugadores se trabajen sus personajes, tendrás que dedicar un poco más de tiempo a desarrollar el trasfondo del tuyo. Va a ser tu avatar, pero no vas a ser tú, sus acciones están limitadas a sus conocimientos y circunstancias; si no tienes claro cuáles son, será una cáscara vacía con una colección básica de estímulos y respuestas, muy poca conversación y actitudes que harán que los otros personajes no cuenten con él cuando las dificultades a enfrentar requieran de habilidades interpretativas.
Lo más básico y que hacen muchos jugadores aficionados a la interpretación es redactar una serie de hechos de su pasado que afectan de un modo u otro a su forma de ser. No estoy diciendo que escribas una novela ni un relato de 5000 palabras, basta con un esquema que puedas compartir con tu director de juego, ya solo con eso, él podrá integrar tu trasfondo en la campaña de algún modo, facilitando a su vez la integración de tu personaje y dando pie a aventuras que puedan implicarlo a nivel personal.
Si quieres enriquecerlo más puedes entregarle a tu director de juego información sobre: circunstancias pasadas que lo hayan empujado a una situación presente, más allá de su historia personal, por ejemplo, una serie de sucesos que cambiaron su forma de ver el mundo; motivaciones conscientes o inconscientes, contradicciones internas que puedan crear situaciones donde sea difícil para él tomar una decisión; Distinciones que saltan a la vista, como su forma de vestir, de hablar, sus cicatrices, sus manías… todo mejor acompañado de una posible explicación; y finalmente y no por ello menos importante, relaciones con otros personajes, estos, como el reparto de una obra audiovisual, no están para rellenar, sino que han tenido influencia en su vida o proveen de rasgos físicos o de personalidad que complementan a tu avatar, acentuando los propios o permitiendo que emerjan partes del mismo que se encuentran ocultas.
Ya solo hacer este trabajo previo enriquecerá tu experiencia como jugador, permitiéndote asumir como propias las características del personaje mientras lo estás interpretando, de modo que puedas fluir con ello. Cuando eso suceda, te habrás integrado en la inmersión.
Plasmando la identidad

Si quieres que la interpretación sea creíble, deberás partir de la base del trasfondo que le has dado al personaje: Su forma de pensar no tiene por qué ser similar a la tuya, dado que por norma general sus circunstancias son muy distintas a las tuyas. Por tanto, tendrás que explorar de qué modo reaccionará ante distintas situaciones: Ante el peligro, en caso de traición, como se toma el éxito y el fracaso… También deberíamos conocer cuáles son sus filias y sus fobias y qué deseos oculta en su interior.
Los personajes que tienen valores y creencias propios se perciben más creíbles, hay innumerables webs en internet de los que coger una lista de valores, no hace falta que definas la opinión de tu personaje en todas ellas, pero sí te pueden servir para determinar aquellos que vayan a ser importantes. Un personaje será más interesante si se guía por unas creencias que le generan conflictos internos o con su entorno.
Con un personaje definido, ya puedes comenzar a aplicar el “si mágico” de Stanislavski y preguntarte “Si yo fuese este personaje en estas circunstancias… ¿Qué haría?”.
Manteniendo la Continuidad
Dado que muchos ya no estamos yendo al instituto o la universidad, la disponibilidad de nuestro grupo de jugadores se reduce de forma notoria con el tiempo, pueden pasar semanas e incluso meses entre sesiones de juego y no es extraño perder el hilo del personaje que estábamos intentando interpretar.
Es recomendable que anotes aquellos sucesos que sean relevantes y en los que tu personaje haya estado presente o haya sido consciente. Puedes escribirlos desde el punto de vista del propio personaje, como si fuesen sus pensamientos, esto se complementa bien con una agenda en la que anotes todo lo que el personaje sabe y opina de otros personajes. Constituirá una referencia rápida a la que acudir en futuras sesiones de juego.
Aprovecha esas largas pausas entre sesiones de juego para repasar las notas de tu personaje, ponerlas en orden, actualizarlas… Puede que alguno de los sucesos de la última sesión haya causado un impacto lo suficientemente significativo en tu personaje como para que se pueda considerar añadir un pequeño cambio en su interpretación, quien los perciba tendrá la sensación de que tienes un personaje que evoluciona más allá de sus estadísticas de personaje.
Comunicación y colaboración

Dado que tú solo tienes control sobre tu personaje, para que la narración de la sesión de juego sea satisfactoria, el DM tendrá que estar informado en todo momento de tus intenciones con tu personaje, de modo que pueda, por un lado, asesorarte sobre cómo encajarlo en el mundo y por otro, encargarse de alinear la trama con el mismo. Tiene un trabajo muy complicado y como jugador es tu deber ponérselo lo más fácil posible si quieres que toda la mesa tenga una experiencia única.
También es importante que tu personaje sea un sujeto activo en las tramas de los otros jugadores. Tendrá una opinión ante sus problemas, actitudes y demás, no dejes que la consecución de las metas de la campaña te frene a la hora de interpretar a tu personaje. Es deseable causar complicaciones porque las convicciones entran en conflicto con las metas que se persiguen, siempre que estas no se vuelvan repetitivas ni entorpezcan el ritmo de la narración. Ojo, no es lo mismo que una convicción te frene a conseguir una meta, creando una limitación a través de la cual ser creativos, que tener a un personaje dando constantes problemas al grupo sin una razón que atienda a la lógica.
Si trabajas en equipo con el DM y tu personaje interactúa de forma coherente con los otros jugadores, emergerán momentos, amistades y amores inolvidables.
Conclusión
En el vasto universo de los juegos de rol, la interpretación de personajes trasciende más allá de los números y las reglas, permitiéndonos sumergirnos en mundos imaginarios y forjar vínculos memorables con nuestros avatares. Desde la creación inicial hasta el mantenimiento y la colaboración en el juego, cada paso contribuye a tejer una experiencia única y enriquecedora. Al adentrarnos en la psicología, valores y relaciones de nuestros personajes, podemos generar una conexión genuina que trasciende las mesas de juego y nos sumerge en narrativas vívidas y auténticas. Escribid, que no os hará daño.