Cuanto dedicar al Worldbuilding

Eres escritor de ficción especulativa o master de rol y TE FLIPA crear mundos ¿verdad? Seguro que conoces el término worldbuilding, que se refiere precisamente a esa construcción de escenarios originales para desarrollar tu narrativa. Pero también sabes que el worldbuilding tiene sus riesgos y que puede convertirse en un ladrón de tiempo o, en general, en un tremendo dolor de cabeza.

En la última entrada de Forja de Tinta ya hablamos del problema derivado de exponer en exceso el resultado de tu creación: El infodumping. Esta vez profundizaremos en el asunto y daremos unas cuantas ideas que eviten que tu mundo fantástico te termine devorando. Si te interesa, te invito a continuar leyendo y a descubrir cómo autores como J.R.R. Tolkien, George R.R. Martin o Brandon Sanderson han logrado crear universos increíbles sin abrumar a sus lectores.

Cuentas historias, no mundos

Tanto si eres escritor como master de rol, tu objetivo a la hora de crear un universo es contar una historia en él. Como ya hemos tratado antes, la inversión de tiempo que exige el worldbuilding es elevada y nos sentiremos tentados a exprimir cada idea para que nada se quede fuera. Eso es un problema.

En las novelas y en las campañas de rol, hay un espacio y un tiempo que están limitados. Quizá si lo que te apasiona es crear y compartir mundos originales, tu medio no sea el rol ni la literatura concretamente, si no las wikis de ficción: Unas wikipedias que muestran la información completa de un mundo alternativo o fantástico. Estas pueden ser una alternativa viable para dar salida a todo ese worldbuilding que se queda en el tintero de tu novela. También son herramientas magníficas para el master de rol que necesita consultar cosas sobre su mundo. Para todo lo demás, tus novelas y tus campañas deben invertir ese espacio y ese tiempo en la trama, los personajes etc.

No necesitas ser un diamante, solo parecerlo

Salvo que te hayas jubilado a los treinta y tengas toda tu vida por delante, es complicado conseguir un mundo donde cada nudo esté bien atado. Si tu proceso de construcción es tan complejo que te lleva toda la vida, más vale que tu motivación sea disfrutar del proceso en sí. De otro modo, me temo que estarás gastando tu tiempo en algo que tampoco te motiva tanto y que nadie más va a disfrutar.

La creación de mundos es muy poco agradecida. Céntrate en desarrollar aquello que pueda hacer tambalear la coherencia de tu universo a primera vista y deja los pequeños detalles en blanco para cuando te sobre el tiempo o te hagan una pregunta a ese respecto. Como cierto mormón comenta en sus clases de escritura creativa, la teoría del iceberg está bien, pero lo más probable es que en realidad ese trozo de hielo esté hueco por dentro.

Trata a tu mundo como a un personaje

Tu universo ficticio es uno de los tres pilares que sostienen tu narrativa. Si la trama tiene que avanzar para que exista una historia y los personajes tienen que evolucionar para que el viaje tenga sentido, ¿qué más nos faltaría? El mundo. Algo tiene que cambiar en él para que tu narrativa sea redonda.

Bien es cierto que podemos crear historias donde el mundo no cambie, pero sí lo hagan los personajes. No obstante, ¿no es un poco extraño dedicar tanto tiempo a un mundo inerte ante la trama y los personajes? Aprovecha el fuerte que te está dando el worldbuilding: haz que el mundo reaccione, que lo haga de formas en unas ocasiones predecibles y en otras inesperadas, pero nunca arbitrarias, siempre con una razón fundamentada.

Si eres director de juego, es muy importante tener esta parte en cuenta. Tus jugadores deben sentir que están teniendo un impacto sobre el mundo. Cuando las consecuencias de ese impacto les lleguen, responderán actuando acorde a lo que esperan obtener del mismo.

Conclusión

El worldbuilding es una parte esencial de la creación de mundos, pero no debe ser el fin último de la narrativa. El objetivo principal es contar historias que enganchen y emocionen a los lectores y a los jugadores. Para ello, hay que encontrar el equilibrio entre el detalle y la coherencia del mundo, sin perderse en aspectos irrelevantes o innecesarios. El mundo debe ser un escenario vivo y dinámico, que cambie y reaccione ante la trama y los personajes, y que ofrezca posibilidades y desafíos para la historia. Así se logra un worldbuilding efectivo y satisfactorio. Escribid, que no os hará daño.

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